Sí, es tan simple —e ingenioso— como eso.
El acertijo se basa únicamente en la ambigüedad de un número. E ilustra a la perfección nuestra tendencia a querer interpretarlo todo de forma lineal, siguiendo nuestros patrones mentales habituales. ¡Una excelente demostración de lo que se llama pensamiento lateral!
Lo que este acertijo nos enseña (más allá del juego):
Más allá de la pequeña satisfacción que sentimos al descubrir la solución, este enigma esconde una lección más profunda. Nos recuerda que en la vida —como en los acertijos— a veces es útil pensar de forma creativa. Atreverse a ver las cosas de otra manera. Y desconfiar de las suposiciones obvias.
