En el corazón de las tradiciones domésticas italianas reside una práctica tan antigua como eficaz: la fabricación casera de jabón. El “jabón casero” de la abuela es un símbolo de sencillez, autosuficiencia y respeto por el medio ambiente, que hoy redescubrimos con una nueva perspectiva, buscando alternativas naturales y sostenibles a los productos industriales.

El proceso comienza con ingredientes esenciales y fácilmente disponibles:

5 litros de aceite usado (el residuo de los recipientes de la cocina)
1 kg de escamas de sosa cáustica
20 litros de agua
Estos tres elementos, combinados con cuidado y paciencia, dan vida a un auténtico jabón, eficaz para la colada y suave para la piel.

La mezcla debe removerse siempre en el mismo sentido, llevarse a ebullición y removerse durante al menos una hora, añadiendo poco a poco el agua restante.