Compré una casa de playa; mi hijo dijo: “Llegaré con 30 personas”. Entonces yo…

Colgué el teléfono, respiré hondo…
y sonreí.

Porque mi venganza ya estaba lista.
No una venganza de rabia, sino una lección que él había necesitado durante mucho tiempo.

😌 Durante años, me tomaron por sentado
Mi hijo se había acostumbrado a:

usar mi casa como hotel,
usar mi dinero como si fuera suyo,
y tratar mi tiempo como si no valiera nada.
Nunca dije nada.
El amor de un padre a veces es demasiado silencioso.
Pero aquella llamada…
esa falta de respeto tan cómoda…
fue la gota que colmó el vaso.

Así que actué.