Una complicidad discreta pero real
Tras ese único encuentro en persona, la situación podría haber terminado ahí. Pero según varios testigos, entre ellos el exguardaespaldas de Jackson, las dos estrellas mantuvieron contacto telefónico regular.
Compartían un elemento esencial : la constante presión de los medios. Ser escrutados, fotografiados, analizados en cada aparición pública… Diana y Michael sabían lo que eso significaba. En la intimidad de sus conversaciones, podían expresar lo que pocos comprendían.
admiración mutua
Michael no escatimó elogios para Diana. La describió como “admirable, radiante y profundamente humana “. Durante su único encuentro, incluso le regaló dos pequeñas chaquetas de su gira para sus hijos William y Harry.
Por su parte, Diana apreciaba sinceramente al artista y a aquel hombre entregado. Conocía sus discos, bailaba al ritmo de sus éxitos y admiraba su labor humanitaria. Aquella noche, mientras Carlos permanecía sentado, Diana bailó durante todo el concierto .
