Varios estudios han demostrado que el consumo regular de licopeno puede ayudar a:
Reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Proteger contra ciertos tipos de cáncer, especialmente el de próstata.
Cuidar la piel de los daños ocasionados por el sol.
Lo interesante es que el licopeno se aprovecha mejor cuando el tomate se consume cocinado, por ejemplo, en salsas o guisos, ya que el calor potencia su absorción.
Beneficios para el corazón y la circulación
El corazón es uno de los órganos que más agradece el consumo de tomates. Su riqueza en antioxidantes, vitaminas y minerales lo convierten en un alimento cardioprotector. El potasio y la vitamina B6 ayudan a mantener la presión arterial en niveles adecuados, mientras que el licopeno contribuye a reducir el colesterol malo (LDL) y a aumentar el colesterol bueno (HDL).
Incluir tomates en la dieta diaria puede, a largo plazo, disminuir el riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares y otros problemas relacionados con la salud cardiovascular.
