El magnesio ayuda a combatir el hígado graso de varias maneras. Primero, su capacidad para mejorar la sensibilidad a la insulina contribuye a reducir el riesgo de acumulación de grasa en el hígado. Cuando el cuerpo responde mejor a la insulina, se optimiza el metabolismo de la glucosa y los lípidos, disminuyendo el almacenamiento excesivo de grasa en el hígado. Además, el magnesio posee propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir la inflamación hepática, uno de los factores clave en el desarrollo de la enfermedad hepática.
Para aprovechar los beneficios del magnesio y proteger tu hígado, es recomendable incorporar alimentos ricos en este mineral en tu dieta diaria. Algunas fuentes naturales de magnesio incluyen:
