Mi hijo dijo en la cena: “Estás aquí porque es tu casa, pero no porque eres bienvenido”. Pero yo…

Porque el respeto no se mendiga.
Porque el amor no humilla.
Porque ninguna madre debería sentirse un estorbo en la vida que ayudó a construir.

A veces no es el rechazo lo que nos destruye…
es quedarnos donde ya no somos valorados.

Y a veces, alejarse no es perder a la familia.
Es reencontrarse con uno mismo.