Porque el respeto no se mendiga.
Porque el amor no humilla.
Porque ninguna madre debería sentirse un estorbo en la vida que ayudó a construir.
A veces no es el rechazo lo que nos destruye…
es quedarnos donde ya no somos valorados.
Y a veces, alejarse no es perder a la familia.
Es reencontrarse con uno mismo.
