Un dolor súbito, explosivo, que aparece sin aviso y alcanza su máxima intensidad en segundos.
Ese detalle cambia todo:
Un dolor progresivo puede ser migraña.
Un dolor brutal, súbito, inesperado… puede ser un aneurisma.
La diferencia está en reconocer la alarma.
No es solo un dolor de cabeza. Puede ser la señal de que una arteria en tu cerebro está a punto de romperse.
Por eso, nunca subestimes lo que sientes.
