Exfolia regularmente con una mezcla de sal y limón para eliminar las células muertas y mantener los pies limpios.
Fortalece tus uñas con la vitamina C del limón, que estimula el colágeno, mientras que la sal las purifica suavemente.
Aprovecha este tiempo para relajarte y concentrarte. ¡Un tratamiento sencillo pero gratificante!
La clave: la regularidad (suave, pero regular)
No hay necesidad de forzar los pies todos los días. Basta con unos pocos pasos bien pensados:
Baño de pies: 3 a 4 veces por semana es lo ideal.
La pasta: una vez al día, o incluso dos veces si la infección es persistente, siempre acompañada de una buena hidratación.
Los primeros efectos suelen notarse después de dos o tres semanas. ¿Y si nada cambia? No es un fracaso, solo una señal de que la naturaleza se está tomando su tiempo… igual que tú. Porque cuidarse también significa volver a aprender a escuchar a tu cuerpo con delicadeza.
