La segunda versión del prototipo tuvo un costo aproximado entre quinientos y seiscientos dólares canadienses. Es un valor muy bajo si se compara con los miles que cuesta el equipo que se usa en hospitales. Su intención no era reemplazar la tecnología actual, sino demostrar que una alternativa accesible puede existir y funcionar.
Pruebas con sangre humana en un laboratorio oficial
El prototipo llegó a Héma Québec para pruebas en condiciones reales de laboratorio. Usaron sangre humana almacenada para evaluar si la máquina de diálisis portátil podía filtrar de forma correcta.
Los resultados fueron positivos. El dispositivo logró reducir los niveles de potasio hasta un rango adecuado. Para un equipo creado por una estudiante de secundaria, y sin acceso a un laboratorio profesional, el logro llamó la atención.
Aun así, los especialistas señalaron que el aparato sigue en etapa experimental y no está listo para uso clínico. Falta validar su seguridad, resistencia, esterilización y estabilidad a largo plazo, además de los procesos regulatorios que exige cualquier dispositivo médico.
