Cuando los recuerdos no valen frente al dinero
Evelyn había pasado décadas sacrificándose por su hijo Laurent: saltándose comidas para pagar sus estudios, cosiéndole ropa de noche, cocinando con cariño. Pero cuando los problemas económicos apretaron, todos esos recuerdos dejaron de importar. La habían vuelto invisible. Ya no era útil, ya no era necesaria. Y en ese mundo que prioriza lo material, se convirtió en una carga.
El secreto que nadie esperaba
Pero Evelyn no era frágil, ni ingenua. Había ahorrado en silencio durante años. En su cartera llevaba una tarjeta que representaba algo más que dinero: representaba su libertad. En su cuenta, más de un millón de euros. No estaba arruinada ni desamparada. Estaba poniendo a prueba los afectos. Había fingido ser despedida para ver quién estaba con ella por amor y no por conveniencia. Y la respuesta, aunque dolorosa, le abrió los ojos.
