2. Bebidas alcohólicas.
Incluso en pequeñas cantidades, el alcohol puede alterar el ritmo cardíaco normal (por ejemplo, fibrilación auricular) y dificultar el sueño profundo.
El consumo excesivo de alcohol por la noche supone un esfuerzo adicional para el sistema cardiovascular y puede provocar un infarto en personas susceptibles.
Riesgos:
El consumo crónico aumenta la probabilidad de sufrir daños a largo plazo en el corazón y otros órganos vitales.
