Corta la cebolla morada en trozos medianos. No llores: usa goggles de cocina o corta bajo agua corriente. Libera sus jugos curativos.
Rebana el limón en rodajas finas, con cáscara incluida para extra pectina que fortalece mucosas.
Pela y lamina los 2 dientes de ajo y el jengibre. Cuanto más finas las láminas, más compuestos activos se extraen.
Coloca todo en una olla con ½ litro de agua filtrada. Usa olla de barro o acero inoxidable para preservar propiedades; evita aluminio.
Hierve a fuego medio por 10 minutos exactos. Verás cómo el agua se tiñe de púrpura y libera aromas intensos que ya descongestionan solo con oler.
Cuela el líquido caliente en una jarra. Presiona los sólidos con una cuchara para extraer cada gota de esencia.
Sirve en taza humeante. Agrega miel si prefieres dulzor; revuelve hasta disolver.
¡Listo! Obtienes un caldo dorado-púrpura con vapor terapéutico. Guarda restos en refrigerador hasta 2 días; recalienta suavemente.
Modo de Consumo: El Ritual Nocturno que Cambia Todo
☕ Toma 1 taza caliente justo antes de dormir. Abrígate con cobija gruesa para inducir sudoración que elimina toxinas. Repite por 3 noches consecutivas: noche 1 alivia tos inmediata, noche 2 reduce congestión, noche 3 fortalece inmunidad.
Apto para adultos y niños mayores de 5 años (mitad de dosis para peques). Embarazadas: consulta médico por jengibre. Si eres alérgico a alliums (cebolla/ajo), omite y usa más limón.
