Sofía gritó.
Lloró.
Me insultó.
Entonces me levanté y dije, con voz firme:
—Durante tres años me trataste como si fuera inferior. Te confundiste de persona. Yo no soy tu cajero automático. Soy la mujer que te permitió vivir como reina sin saber cuánto cuesta la corona.
Silencio.
📚 La lección
Les ofrecí algo distinto:
—Si quieren casarse, háganlo. Pero con su dinero. Empiecen desde cero. Trabajen. Ahorren. Aprendan lo que vale cada cosa que exigen.
Sofía me miró como si la hubiera traicionado.
—Nunca te quise —escupió.
Asentí.
—Eso ya lo sabía.
🌱 Epílogo
No hubo boda ese año.
Ni el siguiente.
