Ahora, la parte práctica. Toma de 10 a 15 hojas de laurel secas (como las que pondrías en el chili) y un tazón lo suficientemente grande como para contener ambos pies. Hierve unos 4 litros de agua, luego agrega las hojas y deja reposar durante 10 minutos, como una taza grande de té. Una vez que el agua se haya enfriado a una temperatura agradable (no demasiado caliente para evitar quemaduras), viértela en el tazón. Remoja tus pies durante 15 a 20 minutos, dejando que el agua caliente y la infusión de laurel hagan su magia. Algunas personas informan sentir una sensación de hormigueo o notar una piel más suave después. Puedes repetir este tratamiento 2 o 3 veces por semana, pero siempre consulta a un médico antes de probar nuevos remedios, especialmente si tienes diabetes, heridas abiertas u otros problemas de salud. No es una cura, pero es una forma simple y económica de mimar tus pies y potencialmente aliviar las molestias.
