3. Control
La libertad es fundamental en toda relación sana: libertad para ser uno mismo, para crecer, para tomar decisiones y para expresarse. Pero cuando el control se impone —ya sea mediante la influencia, la posesividad o la coerción emocional— se crea un ambiente tóxico.Una mujer controlada puede dejar de hacer las cosas que le gustan, perder el contacto con amigos y familiares, o incluso olvidar quién era antes de la relación. Esto puede causar un profundo daño psicológico y una pérdida de autonomía.
Qué hacer en su lugar: La confianza es el pilar fundamental del amor. Las parejas sanas fomentan la independencia mutua y apoyan el desarrollo personal del otro. Una mujer en un matrimonio amoroso debe sentirse segura, no atrapada.
